Lo que más admiro de los niños es que mantienen el sentido de la vida intacto. Son capaces de imaginar con una magnitud impresionante. Lo sé porque yo también fui niña, porque yo también creí en la magia.
El tiempo pasa muy rápido y en la era del estrés crónico, muchas veces nos olvidamos de seguir el ritmo de los penes, lento, pausado, donde tan solo importa explorar el mundo y vivir. No hay preocupaciones solo sueños.
Te invito a que tomes un momento para tí, para tu familia y que lo guardes para siempre, porque todo cambia tan rápido que cuando quieras darte cuenta, solo quedarán de su infancia, juguetes rotos.
Te aseguro que tu hijo cuando crezca, querrá recordar, que él también fue niño, que él también creyó en la magia.
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